Hoy os traemos el resumen de una entrevista que Le petit journal ha realizado a Plinio Crivelli, canciller de todos los cónsules de Syldavia.
La red de entusiastas de Syldavia, este pequeño país inventado por Hergé es cada vez mayor porque cada vez son más los que deciden convertirse en cónsules.
Plinio Crivelli se autoproclamó cónsul de Syldavia, un pequeño país que aparece por primera vez en El cetro de Ottokar y que luego será escenario de varias aventuras de Tintín, incluida la base de partida del cohete que les lleva a la Luna en Objetivo: la Luna.
Con base en Belmont-sur-Lausanne, Suiza o... ¿deberíamos decir Romandía?, Plinio Crivelli busca tintinófilos de todo el mundo para unirse a esta "dulce locura".
Descubrió a Tintín a los 7 años cuando, una Navidad, le regalaron el álbum Objetivo: la Luna. Y como a casi todos nosotros, le apasionó. Un tiempo después leyó El cetro de Ottokar, aventura que transcurre íntegramente en Syldavia, y está pasión le ha acompañado el resto de su vida, haciéndole sentir un "niño grande".
Lo que más le gusta de Las aventuras de Tintín es el aspecto humanista del conjunto y el ideal que representa Tintín, leal, con errores...
Pero su personaje favorito es el profesor Tornasol, su lado caprichoso y el sinfín de malentendidos relacionados con su sordera, con el que, a su edad, Crivelli se siente bastante identificado... sobretodo cuando en ocasiones se da cuenta de que ha escuchado algo totalmente diferente de lo que le han dicho. Eso le hace reír, imaginando el sinfín de situaciones que ese hecho habría podido desencadenar de haberse dado en una de Las aventuras de Tintín.
Una de las cosas que más le gustan de Syldavia es que, para su creación, Hergé se inspiró en la historia contemporánea. Eligió una zona llena de pequeños países e identidades en continuo conflicto a lo largo de la historia y plasmó el intento de anexión de Syldavia por Borduria en base a la anexión de Austria por parte de Alemania. Un ejemplo es el nombre Müssler, una clarísima unión de Mussolini y Hitler.
Como cónsules de Syldavia, se han tomado la licencia de recrear la dinastía completa de los reyes de este país imaginario, y decidieron que el rey Muskar XII abdicó en 1975, volviendo así a la dinastía Ottokar. Hoy su rey es Ottokar VI.
Después de una reunión tintinófila, varios de los asistentes que coincidían en su pasión por la aventura Syldava se autoproclamaron cónsules de Syldavia, pusieron un cartel en las puertas de sus casas, expusieron sus títulos en sus redes sociales... y se dieron cuenta de que necesitaban un canciller que unificara todos los consulados en el mundo francófono. Crivelli asumió el papel de canciller porque vive en Suiza y hace de punto neutral entre franceses y belgas. Su actividad se limita a realizar actividades y estudios dentro de su grupo de cónsules, sin ninguna actividad con ánimo de lucro.
Y cualquiera que quiera convertirse en cónsul puede contactar con nosotros, responder un pequeño cuestionario, comprobamos que realmente le interesa estudiar y conocer el mundo que creó Hergé... Estan deseando que se abran consulados en todo el mundo, particularmente países de habla francesa y, especialmente, en África. Pero todos los tintinófilos de cualquier país son bienvenidos aunque su primera lengua no se ale Francés.
Para ser un buen syldavo son necesarios estos requisitos:
· Reconocer el Rey de Syldavia y honrarlo una vez al año, por San Wladimir, el 15 de julio, izando los colores de la bandera syldava y decorando su casa.
· Dar una cálida bienvenida a su casa, pueblo, ciudad... a posibles encuentros amistosos con otros cónsules y ciudadanos syldavos que se pongan en contacto.
Vídeo del primer cónsul de Syldavia, Albert Dardenne.
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