martes, 19 de agosto de 2025

UN CICERONE LOCAL TINTINÓFILO CONVIERTE SAINT-NAZAIRE EN UN CÓMIC VIVIENTE

 En Saint-Nazaire, el amor por Tintín ha cobrado vida en los muros y rincones de la ciudad. Un cicerone local apasionado por Hergé, llamado Patrick, guía a los visitantes a través de los mismos escenarios por los que Tintín, el Capitán Haddock y Milú transitaron en Las siete bolas de cristal


  Patrick, el cicerone local tintinófilo, muestra a los visitantes cómo Saint-Nazaire se convierte
en escenario de Las siete bolas de cristal.

Todo comienza frente a una de las primeras viñetas metálicas instaladas en 1995: una escena del álbum que muestra a nuestros héroes llegando a Saint-Nazaire en busca del Profesor Tornasol. Desde aquí, Patrick entrelaza la historia editorial del cómic con la arquitectura real: cómo Hergé recreó en papel una ciudad que, aunque él jamás visitó y que estaba devastada por la guerra, resulta “plausible” gracias a elementos visuales como grúas, muelles o vías férreas que aún forman parte del paisaje urbano.


        Saint-Nazaire, ciudad real y ciudad de cómic: un viaje único entre patrimonio,
arquitectura y la magia de Hergé.

En Méan-Penhoët, junto al antiguo mercado y la estación ahora convertida en teatro, la crónica se enriquece con fotos y viñetas yuxtapuestas. Patrick señala cafés, comercios y estructuras que evocan el ajetreo de los obreros de los astilleros: pequeños retratos de la vida cotidiana que el cómic transforma en memoria compartida.

  El transatlántico en Saint-Nazaire cobra vida como en las viñetas de Tintín, listo para
zarpar hacia aventuras imaginarias y reales.


El paseo avanza hasta la base submarina. Allí, los raíles, andenes y grúas parecen saltar directamente de la viñeta a la realidad. Con una familia de tintinófilos como público, Patrick explica el estilo de la “línea clara”, deteniéndose en los encuadres y en cómo Hergé usaba la arquitectura para reforzar la narrativa gráfica.

La ruta concluye en el Seamen’s Club, donde los marinos descubren los álbumes de Tintín como compañeros de viaje en alta mar. Y el broche final lo pone la mesa de orientación de Tintín, una escultura que fusiona la proa de un transatlántico con guiños al Karaboudjan, señalando puertos reales e imaginarios del universo tintiniano. Restaurada recientemente y adornada con luces LED azules, se ha convertido en símbolo de la conexión entre memoria, territorio y ficción.


 Viñeta de Hergé junto a la realidad: Saint-Nazaire revive en las páginas de Tintín,
con grúas y muelles que parecen dibujados al detalle.


Este recorrido gratuito, de entre 1 y 1,5 horas, está organizado por Saint-Nazaire Renversante. Puede reservarse a través del servicio municipal y está pensado tanto para visitantes como para residentes que quieran redescubrir la ciudad a través de los ojos —y las viñetas— de Hergé.



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